“Está en la nube”, «trabajamos con la nube» o «¡menos mal que está en la nube!«. No, no nos hemos vuelto locos, bueno, un poco sí, pero al menos no vamos a perder nuestra información más preciada (o al menos la que almacenamos en ella).
Y es que «subir a la nube» no consiste en colgar nuestras fotos hechas por las ventanillas del avión (ojo, que no es ninguna locura, lo he oído). El término, como todos los palabros “guays” y “a la última”, viene del inglés. El Cloud Computing (o the cloud) corresponde a un conjunto de servidores de almacenamiento cuyo acceso es a través de Internet y permite guardar información en la inmensa y etérea red. Es decir, no te ocupa espacio en tu ordenador, ni el pendrive, ni en la memoria de tu teléfono móvil… pero todo está ahí aunque no puedas verlo.
Esta es la que te
permite acceder desde cualquier dispositivo (
Smartphone, Tablet, ordenador…) a, por ejemplo, tus
redes sociales, tus
e-mails, etc. Por eso, siempre tienes todos los contactos y conversaciones disponibles si tienes
acceso a Internet. Además, también existen
servidores como
Google Drive o
Dropbox, que te
permiten guardar documentos, imágenes, vídeos, etc;
liberando así
espacio de tu disco duro interno a la vez que puedes
acceder a ellos en tiempo real.
Gracias a ella, ha ido desapareciendo el miedo a “se me han borrado el álbum de las vacaciones del pen”, o “llevo toda la tarde haciendo el trabajo y el ordenador se me ha apagado sin guardar”. Pero, sobre todo, ha supuesto un gran avance para el mundo empresarial, tanto a nivel interno como externo.
Si el término “Intranet” ya suena a algo primitivo, es porque la tecnología 2.0 ha ido creciendo a una velocidad desorbitada, permitiendo que aparezcan términos como SaaS, o mejor dicho, Software as a Service (in english, of course). O sea, como su mismo nombre indica, es un modelo de software que ofrecen una serie de empresas de tecnologías de la información y comunicación para que sus clientes puedan almacenar sus datos en sus servidores. Y no solo eso, también se encargan del mantenimiento de la información que los clientes almacenan así como del soporte del software.
De este modo, la empresa cliente podrá acceder a toda su información desde cualquier dispositivo, con total usabilidad y sin tener que preocuparse de gestionarla, actualizar el servidor o , lo más importante, perderla. Además, reduce costes y responsabilidad, ya que es la empresa IT la que asume todos los cargos de ese control de datos.
Desde la aparición de este soporte, las
empresas que ofrecen SaaS están
llegando cada vez a más
sectores. Uno de los más importantes y solicitados es el de
RRHH, pues si ya
buscar trabajo por Internet es una práctica diaria que realizan millones de personas, el
Reclutamiento 2.0 (como el que hacen empresas como
Talent Clue)
permite a los ofertantes de empleo
tener una relación más
directa con sus
demandantes.
Plataformas como LinkedIn ofrecen a los candidatos poder establecer un vínculo directo con los CEOs, Head Managers, Team Leaders, etc de las empresas a las que quiere aplicar. Así como crear relaciones profesionales mediante el networking que van a facilitar la contratación de talentos. Y todo desde cualquier lugar, pues el Mobile Recruitment permite que estemos en un autobús, en el metro o incluso en la cola del INEM, buscando un empleo. Además, permiten a las empresas reclutadoras tener un archivo de datos de los candidatos que se organizan automáticamente “en la nube”, facilitando así el proceso de selección.
Por tanto, toda lo que dejas escrito en Internet, queda registrado. Ya sea una foto en
Instagram, un estado de ánimo en
Twitter, o tus datos personales en
Infojobs. No podemos escapar al poder de
«The Cloud»…