“50% de descuento solo por facilitar tus datos”, “Sr. X, consigue ya tu Smartphone”, “Tu pedido nº xxxx está a punto de ser entregado”…
¿Te suenan esas frases? Productos rebajados, promociones especiales y ofertas sorprendentes que rellenan tu bandeja de entrada a diario sin que recuerdes haberlo pedido.
Sin embargo, a veces somos nosotros mismos los que las solicitamos, pues somos seguidores de un producto o marca y nos interesan sus actualizaciones. Pero otras, nos llegan ofertas de artículos que ni usamos, ni pensábamos usar. La mayoría de las veces se quedan guardaditos en la carpeta de “spam”, pero los servidores de envíos hacen cada vez mejor su trabajo, consiguiendo que lleguen a nuestra carpeta de Recibidos y acabemos cliqueando en ellos.
El caso es que, a pesar de las continuas amenazas de desaparición, un estudio británico ha demostrado que el 64% de los clicks que se realizan ante estas ofertas, acaban en compra. Un porcentaje de venta bastante más alto que el los anuncios de televisión, radio, gráficas e incluso los banners de Internet. Es por eso que las empresas no solo siguen apostando por ellos, sino que son esenciales en sus estrategias de marketing por encima de otras formas de publicidad más punteras.
Pero, ¿sabes cómo llegan hasta ahí?
Cuando te inscribes para recibir una newsletter de cualquier blog o página web, cuando facilitas información personal para entrar en cualquier site, cuando quieres participar en cualquier sorteo y completas una inscripción… Son ejemplos en los que das tus datos a un servidor que los recopila, almacena y clasifica para su posterior uso. Y uno de esos usos, es el e-mail marketing. 
Con esta forma de publicidad, llegar al público objetivo es complicado, pero gracias a la segmentación (por edad, sexo, profesión, hobbies…) los disparos suelen ser efectuados al público que mejor encaje con la publicidad ofrecida. Por ello, aunque a veces recibas correos que no sabes qué hacen ahí, la mayoría de la publicidad rondará tus ámbitos de interés (siempre que los segmentos estén bien hechos).
El mismo estudio, Give as you Live, ha estimado que los reclamos más atractivos, con un 42% son los de moda (Privalia, Vente Privee, Amazon), seguidos con un 28% de los de viajes (Atrapalo Groupon Viajes, Easyjet) y, con un 25% los de juegos (King, Royalgames).

¿Cómo se clasifican?

Pero hay dos elementos claves que ayudan o impiden a la recepción: las listas blancas y las listas negras.

Whitelist

Son aquellos e-mails, dominios o direcciones IPopt-in”. Es decir, aquellos que aprobamos en algún momento que nos sean enviados. Tienen “permiso” para superar los filtros anti-spam, pues se supone que están dentro de nuestro interés o son marcas que conocemos y/o consumimos, y llegar a nuestra bandeja de entrada. Un ejemplo serían las ofertas de Groupon que recibimos cada día, los mails de Privalia anunciando sus nuevas marcas, etc.
El hecho de que esté enviado por una marca de confianza, aumenta la reputación de la empresa y la credibilidad del mensaje, por lo que la tasa de conversión (el hecho de hacer click y visitar el site, e incluso llegar a la compra), es alta. Cualquier e-mail fuera de esta lista, será entendido como basura y no llegará a nuestra bandeja de entrada.

Blacklist

Pero si hay una lista buena, es porque existe una lista mala. Como podréis imaginar, se trata de aquellos mails, dominios y direcciones IP que tachamos en algún momento como “No deseados” o “Spam”, puesto que son de marcas o actividades que no encajan con nosotros, ofertas que no son creíbles o que nos envían a diario tres o cuatro mensajes que nos saturan el correo.
Los servidores y plataformas de envío son conscientes de esta posibilidad, por ello están intentando sortear su caída en la blacklist sometiendo a los e-mails a una “plataforma de limpieza” que elimina palabras o elementos que puedan hacer que caigan en “No deseados”.
Por tanto, si no superan esta “depuración”, constituyen una pérdida para las empresas, pues tachamos sus mensajes como Spam, y así nunca recibiremos sus promociones, cayendo su reputación para nosotros. Hay que saber cómo vender el producto (qué emisor y asunto son más indicados), no contener archivos maliciosos o pornográficos, etc, para no ser denegados.
Una de las herramientas recomendadas para el envío de e-mail marketing es es Mailrelay. Permitiendo almacenar hasta 75.000 mails de suscriptores en su cuenta gratuita, la gestión automática de las bajas, templates gratis, formularios de suscripción… es una opción bastante factible para emprendedores. Además, no tiene no tiene publicidad y su soporte técnico muy efectivo.
Resumiendo, lo más indicado para las empresas es enviar sus campañas de e-mail marketing a una base de datos de confianza, incluso una creada por ellos mismos. Así garantizan que la lista de contactos es opt-in y están dispuestos a recibirlos. Además, la segmentación debe ser la más acertada y adaptar la publicidad al público al que se le envía. El número de mails también debe ser controlado, para no “atosigar” a nuestros posibles clientes. Y, por supuesto, es necesario indicarles la posibilidad de darse de baja, mediante un link de fácil acceso en la parte superior (según las normas establecidas en la Ley Can-Spam).

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