Desde la aparición del comercio, los consumidores habían estado a merced de los vendedores, quienes les transmitían la información oportuna sobre sus productos y servicios con el fin de que los adquiriesen. Pero hoy, el éxito de las empresas reside en la habilidad para mantener su credibilidad frente a clientes y a un nuevo tipo de consumidores llamados prosumers, que cuentan con un conjunto de herramientas, recursos y tecnologías, para definir, formar y transformar el panorama actual de los negocios.
El consumidor tradicional ha pasado de tener un papel pasivo y ser influenciado por la familia y amigos (principalmente mediante el boca-oído), a convertirse en seguidores y generadores de contenido gracias a los medios de interacción y comunicación surgidos con la aparición de Internet, en concreto de la Web 2.0. Este marketing interactivo les ha permitido vincularse con otros consumidores de sus productos y servicios favoritos y reunirse en una comunidad para opinar positiva, o negativamente a través de la interactividad que todas las herramientas del Social Media les proporcionan: redes sociales, foros y, entre otros, blogs.
¿Y qué son los blogs?
Obviamente si estás leyendo esta publicación, ya sabrás que estás en uno, y algo de ellos conoces. Pero, ¿sabrías darme una definición concreta?
Los blogs son elementos de publicación, de conversación y de generación de confianza e influencia, que pueden jugar un papel significativo en el proceso de compra, desde la búsqueda inicial de información, a la consideración de opciones y la toma de decisiones de compra finales.
Son, generalmente, páginas webs conocidas como “diarios personales en Internet” que nacieron como una forma de compartir enlaces interesantes de otras webs con amigos a partir de una serie de características especiales y concretas, como que están dispuestos en orden cronológico inverso, o que facilitan la comunicación interactiva mediada por ordenador a través de texto, imágenes y archivos de audio y vídeo. Básicamente, corresponde a una forma de expresión que representan nueva la interacción social en línea.
Englobados en la blogosfera (el sistema virtual donde se ubican los diferentes blogs y bloggers), en diferentes softwares de publicación (WordPress, Blogger, etc), cuentan con varios temas de personalización para que los post que publican sus autores tengan un toque más auténtico y les permita interactuar con los lectores de una forma más cercana a su personalidad.
¿Quiénes son sus protagonistas?
Los Bloggers. Esas personas que generan contenidos en sus plataformas digitales y que comparten libremente sus opiniones y experiencias personales o conocimientos especializados. Ofrecen en sus blogs su propia visión personal, sin censuras y sin responder a la línea editorial de ningún, consiguiendo que sus seguidores los consideren como “amigos digitales” con los que intercambiar opiniones sobre qué, cómo y dónde comprar y aporten en ellos su confianza por dar ese punto de vista de usuario.
Una confianza que convierte a los blogueros en referentes de consumo por parte de los lectores, que valoran positivamente los comentarios sobre productos o servicios que ha probado personalmente alguien de sus mismas características. Por tanto, su experiencia, atractivo y honradez, les aporta una credibilidad que consigue transformarlos en los líderes de opinión de la blogosfera. Su influencia digital y la difusión de sus contenidos (potencialmente viral) son mayores si éstos son de aportación original a través de post de texto, fotos y microblogging (Twitter e Instagram, entre otros).
Las marcas, sus gerentes concretamente, no han perdido la oportunidad de incluir en sus planes de Social Media la figura de blogueros reconocidos para que actúen de intermediarios entre sus marcas y los clientes a través de sus blogs, como fuentes importantes de publicidad para sus marcas en las redes sociales. Pues el estar respaldado por una celebridad o un bloguero les da prestigio y les permite alcanzar a miembros de comunidades particulares, reunidos en torno a intereses similares (veasé el caso Suiteblanco).